This is a Spanish translation done by En Defensa de los Animales of ACE’s blog post entitled “Welfarists or Abolitionists? Division Hurts Animal Advocacy”.
Gary Francione recientemente publicó una reacción a un email de prensa que recibió de Mercy For Animals, una de las organizaciones más recomendadas de Animal Charity Evaluators. En ella, critica la publicación como “moralmente repugnante” y cita varios ejemplos específicos del texto donde no está de acuerdo. Como varias personas me han mencionado su publicación y preguntado sobre lo que pienso, escribo este artículo.
La publicación de Francione se olvida de un importante punto a tener en cuenta: la mayoría de los grupos que él demoniza como bienestaristas abogan por la abolición. Ellos simplemente creen en un enfoque variado para llegar a ese objetivo. El hecho que algunos grupos aboguen por mejoras en las condiciones como una forma de entrada hacia mucha gente y corporaciones, no significa que tengan el deseo de legitimar el uso de los animales. Más bien, ellos creen, como también me lo ha demostrado mi experiencia personal en mi tiempo como activista, que la gente está más abierta a escuchar lo que tengamos para decir si conocemos donde están parados.
Francione parece principalmente preocupado acerca de cómo vamos a convencer a la gente a que sea vegana si solo nos detenemos en hablar en el bienestar o el trato que reciben los animales. Esta idealizada visión del mundo pierde el punto cuando pensamos en reducir el sufrimiento y hacer lo que es mejor para la mayor cantidad de animales posible.
Francione analiza el lenguaje específico usado en el comunicado de prensa de Mercy For Animals y critica el uso de términos como “respeto”, “proteger”, “sufrimiento innecesario”, argumentando que debería contener la palabra “veganismo”. También afirma que los ‘llamados defensores de los animales’ que sugieren que las granjas donde no hay jaulas son menos crueles e inhumanas, ‘no son que más una traición a los animales’. Él no está de acuerdo con el uso de las tácticas de marketing de MFA que buscan llegar al punto donde está parada la mayoría de la gente en lugar de demandarles un cambio radical en su perspectiva. Su punto de vista ignora todo lo que puede ganarse usando el enfoque de MFA. Los defensores de los animales que están hace mucho tiempo en el movimiento, tienden a olvidar lo que se siente estar en el otro lado, al otro lado de los defensores.
Mi experiencia personal ilustra el valor de estas estrategias de marketing:
A lo largo de mis cuatro años de universidad, no tuve ni un solo amigo vegano o vegetariano. No conocía a nadie siquiera inclinado a ello. Mi única exposición a los activistas radicales de derechos animales fue lo que veía en la tele o en las películas, o en alguna de las ocasionales tácticas chocantes de PETA. En ese momento de mi vida, tenía una visión extremadamente negativa hacia los activistas de derechos animales. No quería escuchar lo que tenían para decir, me desagradaban.
Durante mi último semestre, mientras caminaba por una de las salas de clases, escuché a alguien decir: “¿Ayudas a parar la violencia?”. Mirando hacia arriba, vi a alguien de Vegan Outreach entregando folletos. Estos tenían en su portada algunas fotos de pollitos en jaulas de batería y cerdos en jaulas de gestación. Porque – a pesar de mi desdén por PETA y otros activistas – no quería formar parte de tal obvia crueldad extrema, tomé un panfleto. La portada decía “Si todo el mundo redujera su consumo de carne a la mitad, miles de millones de animales se salvarían del sufrimiento”. Ese mensaje me golpeó muy fuerte; leí el folleto, hice algunas investigaciones en línea y decidí que empezaría un cambio. Por cuatro días a la semana, no iba a comer carne.
Al mes siguiente, después de darme cuenta que evitar la carne no era tan difícil, decidí hacerme vegetariano. Traté de ser un vegetariano ético, comprando leche y huevos de granjas free range (sin jaulas) pero cuando me hice parte de la cultura vegetariana, empecé a hacerme nuevos amigos y así con más información, y me di cuenta que no podía consumir esos productos y aún mantener mis creencias de que los animales no estaban para que nosotros los usemos en detrimento de su bienestar. Así que, luego de un año como vegetariano, me hice vegano.
Poco después comencé a hacer activismo ofreciendo folletos, asistiendo a protestas y manifestaciones, eventos con degustaciones de comida y con “Pago por que veas”, y dar charlas en escuelas. Cada vez que podía hablaba de ello. Analizar todos estos diferentes métodos es una tarea para otro día, pero basta con decir que el enfoque reduccionista que Vegan Outreach usó, me convirtió en un activista vegano por los derechos de los animales a tiempo completo. Ahora trabajo de ello y dono al menos del 10% de lo que gano a organizaciones que trabajan por los animales.
El punto en contar mi experiencia con tantos detalles es mostrar la progresión que hubo en mí y que también ocurre en muchas otras personas. ¿Habría respondido a un texto que me decía que aún era parte del problema si yo reducía mi consumo, o a uno que me dijera que la única respuesta era hacerme vegano? Lo encuentro muy poco probable.
¿Son las jaulas abiertas o free range perfectas? Por supuesto que no. Pero, ¿los animales se beneficiarían si con autoridad moral resaltásemos todo el sufrimiento que llevan las jaulas abiertas en vez de alentar a las personas que están tomando pasos en la dirección correcta? Según mi punto de vista, no. He tenido mucho más éxito con mi línea de trabajo (incluyendo posiciones de liderazgo en cinco campos distintos relacionados a la defensa de los animales, todos los cuales tienen que ver con la participación del público) utilizando el refuerzo positivo.
Francione critica a Whole Foods por establecer estándares compasivos en las granjas de animales, así como también a los grupos que lo apoyan. Este corto punto de vista denuncia el hecho de que hay una enorme y exitosa cadena de supermercados que ha tomado medidas activas para mejorar el tratamiento de los animales, solo porque no encaja en el perfecto ideal vegano. Además de reducir el sufrimiento de los animales, estos esfuerzos llevan la situación de los animales a la discusión pública; la gente piensa de dónde viene su comida y eso, indudablemente, es un paso hacia la dirección correcta, y un importante y necesario paso para profundizar en el cambio conductual.
¿Deberíamos solo promover reformas de bienestar, o debemos solamente predicar la abolición ? Esa es la pregunta equivocada . Aferrarse a una única estrategia para atraer a todas las personas es ineficiente, y condenar a los grupos que emplean diferentes estrategias como “traidores de los animales” es simplemente contraproducente.
No deberíamos tomar nuestra decisión y pegarnos a ella a muerte. Necesitamos tener un enfoque adaptativo para usar tácticas diferentes con distintas personas. Desde luego, no hay que perder nuestro valioso tiempo atacando a otros grupos defensores de los animales, y en su lugar deberíamos centrar nuestros esfuerzos en lograr cambios en las empresas que cometen abusos contra los animales y en la percepción pública que no ofrece suficiente consideración a los animales. Debemos recompensar a las empresas que tratan de ayudar a los animales, incluso si los cambios que hacen son pequeños. Ayudamos a difundir el veganismo y la preocupación por los animales cuando apoyamos estos pasos, no cuando criticamos por no ir más lejos.
Por último, ignoro la ideología y trato de hacer lo que es mejor para los animales. No tengo la menor duda de que la mayoría de la gente que está leyendo esto también quiere hacer lo que es mejor para ellos.
Demonizar grupos que trabajan en reformas de bienestar como un paso a una sociedad a la cual le importan los animales puede que nos haga sentir moralmente superiores, pero es contraproducente y daña activamente el progreso para los animales. Necesitamos enfocar nuestra energía en esta tarea específica: cambiar la visión de la sociedad hacia los animales. Entonces, y solo entonces, estaremos haciendo lo mejor para los ellos.
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